viernes, 1 de agosto de 2014

Capítulo 19

- Hablemos de tus cicatrices.
Cat se había sentado con ella en unas sillas de mimbre. Le había servido el desayuno, galletas, tostadas y leche con cacao, pero no tenía ganas de comer.
- ¿Cicatrices? No tengo cicatrices. Si piensas que soy de esas que se cortan para sentir dolor estás confundida. O sea, no me he intentado suicidar, no de ese modo al menos. No soporto el dolor, soy súper cobarde, ya lo sé, pero prefiero métodos menos dolorosos para calmar el sufrimiento.
- Boh, qué aburrido, ¿no? Al menos tendrás otro tipo de cicatrices, ¿verdad?
- ¿Otro tipo...? 
- Recuerdos traumáticos,  pesadillas que se repitan, algo que hayas pasado que no te deje vivir como lo hacías antes...
- Empiezo a pensar que la que está mal aquí eres tú.
- Jo, es que nunca he visto a alguien tan interesante.
¿Interesante? Parece que aquel ficus de ojos verdes no resultaba tan aburrido al resto de gente. Inconscientemente cogió una galleta y se la llevo a la boca.
- Bueno, no sé. Antes era muy feliz. Ahora no es que esté triste, es simplemente que no soy. No estoy. Es horrible. La verdad es que no sé qué ha desencadenado esto, pero ya no me apetece hacer otra cosa más que dormir. Y... no sé. Me siento abandonada. Por todos. Al principio pensé que era por fea y dejé de comer para estar más guapa. Luego me di cuenta de que era una tontería, pero era demasiado tarde y ya había perdido el apetito. Empecé a tener ataques de ansiedad, vómitos. Empecé a llorar por las noches y luego ya lloraba de día. Pero tenía miedo de que la gente sintiera asco por mí, así que me escondí y reprimí lo que sentía. Me estaba quemando por dentro y no podía contárselo a nadie por si me dejaban tirada. La verdad... la verdad es que no recuerdo bien todo lo que me pasó, tengo muchas lagunas de estos últimos meses. Sólo sé que perdí un gran apoyo. Me abandonó. Era lo más importante que tenía y se fue.
-¿Tu novio?
- No, no, para nada.
- ¿TU NOVIA?
- No jajajaja. No era mi pareja. Era como mi toma de tierra. Me mantenía a flote cuando me hundía, me enseñó a volar. Siempre me mareaba, ¿sabes? Desde primaria. Pero cuando estaba a mi lado nunca me pasaba nada, era como llenar mi cuerpo de una sensación reconfortante, como un caldo caliente y suave, que me acariciaba la piel por fuera y el alma por dentro. Pero pasó lo que tenía que pasar. Le dí mi vida, me dejé sujetar por sus manos, y ahora ya no está. Se rompió el hilo rojo que unía nuestros meñiques. Me ha soltado y me he roto en mil pedazos. He sido una idiota por darle mi vida a alguien que se cansó de mí. Pero no lo pude evitar. Porque estaba tan bien cuando su sombra era mi sombra, tan bien cuando sus ojos y los míos brillaban al mismo tiempo. ¿Conoces la expresión media naranja? ¿O la de almas gemelas? Pues yo creo que la gente las ha interpretado como una pieza que encaja a través del amor romántico. Es decir, consideran que encontrar a tu alma gemela es encontrar a tu príncipe azul. Yo creo que no es así. Tenía a mi alma gemela, lo sé, y sé que no tiene nada que ver con eso. Sólo sé que me complementaba, que podíamos pasar horas en silencio y hablar más que nadie nunca. El amor no es sólo besos y sexo. El amor pueden sentirlo dos personas que no están enamoradas, y pueden sentir algo tan fuerte que cuando se apaga les deja desolados. Yo estoy desolada. Un huracán me ha destrozado por dentro. Y para ser sincera, no quiero arreglarme. No quiero volver a ser feliz si la felicidad que encuentro no es como aquella que sentía. Lo sé, soy idiota.
- Nah, no eres idiota. Idiota es no saber diferenciar un triángulo de un cuadrado. Ah por cierto, me alegro de que hayas desayunado.

Sin darse cuenta se había acabado todas las galletas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario