martes, 15 de abril de 2014

Capítulo 1

Wow, qué intensa es la gente. Con sus fiestas y sus bailes y sus risas y sus idas y venidas. Vaya. Y que poco intensa es ella. Que si el mundo está lleno de demasiado ruido, que todo desborda el vaso. Que las calles y las noches y las tardes (pero nunca las mañanas) son agobiantes y el pentagrama está lleno de notas que desafinan. Que todo TODO es ruido sin sentido para ella. Sólo hay pasos sin destino y paradas sin control. Todo se mueve a su al rededor con demasiado frenetismo, todo es una locura, y le agobia, y le impide respirar. Unos dictan lo que hay que hacer y lo que es divertido, y el resto les siguen porque claro, qué otra cosa pueden probar, es o eso o quedarse fuera. O quedarse fuera. O quedarse como ella (básicamente). Si siempre le han dicho que le cae bien a todo el mundo - uh sí, eso es taaan creíble- Pero caerle bien a todo el mundo, no es más que un eufemismo de que no le caes bien a nadie. No desentonar en ninguna parte no significa que todo lugar sea tu sitio. 
Así que allí está ella. Siempre llena de preocupaciones, con el corazón rizado, con los ojos perdidos y las manos en los bolsillos. Los calcetines mojados, la mente despierta, el alma cansada. Asmática de sentimientos. Rodeada de soledad. Siempre sonríe, da las gracias, pide por favor y se disculpa. Busca un sitio para quedarse. Ser una nota en el pentagrama y sonar, sonar como nunca. Ha estado a nada de alcanzarlo todo, la miel ha rozado sus labios, pero será que no le gusta, porque siempre acaba por el suelo.
Y así, despechada de lo que lo fue todo, apartada de su sol y condenada a la noche eterna, busca otra vez las estrellas. No tiene esperanzas, su positivismo es fachada barroca, pero las esperanzas si la tienen a ella.  

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