jueves, 17 de abril de 2014

Capítulo 9

Los ecos enfermos y los fantasmas del pasado la empujan a ese destino. Todo individuo es dueño de su vida, y así como con sus objetos personales (como una tarjeta de visita o un calcetín) puede hacer con ella lo que le de la gana. Unos la disfrutan. Otros la sufren y se refugian en las bellas manos de la droga que les recogen y elevan hasta el final. Y otros (ella y tantos desdichados) deciden que "se acabó lo que se daba" y que para seguir así mejor no seguir. Porque una vida sin vida, no es vida. Sumergirse en el olvido y enrojecer el amanecer. Y marcharse con los suspiros del aire. Flotar en la noche y sonreír por fin con invisible calma. Los tormentos no le podrán hacer nada y dejará de sentir ese peso sobre los hombros. 

"El amor es como la luz de las estrellas: sigue brillando después de muerta." Ella seguirá brillando, puede que incluso más.

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